Reseña Histórica
La Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados (AFDDyE) de Paine es una organización integrada por los familiares de las setenta personas – reconocidas oficialmente – como detenidas desaparecidas o ejecutadas, a partir del golpe cívico-militar del 11 de septiembre de 1973, en la comuna rural de Paine.
Desde sus inicios la AFDDyE de Paine fue el lugar donde los familiares de las víctimas encontraron refugio y unieron sus fuerzas para hacer frente al terrorismo de Estado y la represión de civiles. Es aquí donde los familiares se informan, se organizan, buscan verdad y justicia, y comparten sus historias, las que por mucho tiempo no pudieron socializarse en otros espacios, debido al miedo y la discriminación.
Sus inicios en dictadura
La pesadilla de Paine se inicia tras las detenciones ilegales y los secuestros cometidos después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973
Lucrecia Céspedes, esposa de Silvestre Muñoz Peñaloza
“Cuando nos subimos a la micro nos dimos cuenta de que iban las mujeres de Nuevo Sendero, y les pregunté “¿También se llevaron a los de ustedes?, “Sí, también”, me respondió la Chelita, y ahí comenzamos a salir todos los días”
Graciela Tamayo, esposa de José Adasme Núñez
“Nosotras íbamos todos los días a buscarlos, salíamos a las seis de la mañana apenas con el desayuno para llegar a Santiago y volver en la noche. Había que caminar mucho para llegar a tomar locomoción”
Guacolda Araya, esposa de Luis González Mondaca
“En Aculeo nos encontrábamos con los otros familiares, cuando se podía
salíamos todas, a veces cada una por su lado, pero siempre hemos mantenido
contacto con las señoras. Del sector se llevaron a varios, a nueve”
Flor González, madre de Víctor Zamorano González
“Salía con toda la gente que buscaba a su familiar, la de El Escorial, 24 de Abril, Nuevo Sendero, ahí uno conoció a la gente. Íbamos siempre a la Vicaría”
Las primeras acciones de lo que posteriormente sería la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados (AFDDyE) de Paine se dieron de manera espontánea, tras los primeros meses de instalada la dictadura cívico-militar en el país, en el año 1973, a medida que los familiares de las setenta víctimas fueron coincidiendo en los exteriores de los lugares de detención (como la Subcomisaría de Carabineros de Paine, el Regimiento de Infantería de San Bernardo, el cerro Chena, el Estadio Nacional, entre otros). En las afueras de esos espacios se produce el primer contacto de los que, sin ser parientes entre sí, sufren el drama de las desapariciones forzadas.
Desde un comienzo la búsqueda de las setenta víctimas de Paine fue una labor esencialmente femenina, debido a que los secuestros, muertes y desapariciones forzadas afectaron solamente a hombres. Así, en medio de la dictadura, y dentro de un contexto político y social extremadamente desfavorable, esposas, hijas y hermanas (las mujeres de Paine), hicieron frente a las detenciones ilegales de manera descoordinada y descentralizada, en tanto que las personas de las diversas localidades que componen Paine no se conocían entre sí.
Sin embargo, lo largo de los 17 años que duró la dictadura cívico-militar en el poder, fueron muchos los familiares de las víctimas de Paine que estuvieron acompañados y asesorados por una serie de organizaciones amigas, las que velaron incansablemente por el esclarecimiento de la verdad y la aplicación de justicia. A través de estas palabras rendimos especial homenaje a Comité Pro Paz, la Vicaría de la Solidaridad, Cáritas Chile y la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC), entre otras.
El retorno a la democracia y la búsqueda de verdad de justicia
Tras el retorno a la democracia, en 1990, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados (AFDDyE) de Paine se da a conocer formalmente a la luz pública, lo que le permite instalar la demanda por verdad y justicia de manera abierta y masiva
Clemencia Chávez, hija de Carlos Chávez Reyes
“Después me fui metiendo un poco más en la Agrupación. Sentía que era algo familiar porque era toda gente conocida, gente que habíamos pasado lo mismo. Siempre llegamos a la conclusión de que todas hemos sufrido lo mismo, pero de diferentes maneras”
Juana Leyton, esposa de Luis Díaz Manríquez
“En el año 90 una comadre, la madrina de mi hija, se comunicó con la señora Sonia y gracias a eso llegué a la Agrupación y no me salí más. Lo que más me gustaba de la Agrupación era la unión de la gente, que fuimos, que somos todos una familia. En ese momento me integré a una familia”
Hacia 1990 la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados (AFDDyE) de Paine había formalizado su funcionamiento, existiendo una directiva que la representara, encabezada por la señora Holanda Vidal Caballero, viuda de Cristian Cartagena Pérez, detenido y desaparecido el 18 de septiembre de 1973.
La esperanza de un nuevo Chile, unido a la sed de justicia, incentivaron a la AFDDyE de Paine a convocar a una serie de actividades abiertas a la comunidad, con el objetivo de denunciar a los civiles participantes en estos crímenes, junto con promover la participación activa del resto de los paininos en el proceso de búsqueda inacabada de sus familiares. Las denuncias contra la impunidad se expresaron así en las calles de la comuna, mediante marchas o actos masivos, situaciones que provocaron sorpresa y solidaridad en algunos sectores, pero también indiferencia e indignación en otros.
El 8 de febrero de 1991 las chilenas y los chilenos conocimos la información recopilada por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (conocida como Informe Rettig), que dio como resultado un número escalofriante de víctimas oficialmente reconocidas para la localidad rural de Paine, la que se convirtió en tristemente célebre al contabilizar la mayor cantidad de detenidos desaparecidos y ejecutados a nivel nacional, en relación al total de la población en el año 1973.
Desde ese momento el “Caso Paine” (nombre con el que fue caratulada la investigación judicial) golpeó permanentemente a la contingencia nacional, lo que dio pié para nuevas acciones de las madres y las viudas de la AFDDyE, denuncias que remecieron el escenario transicional e interpelaron directamente a los Poderes del Estado para tomar medidas concretas, que apuntaran hacia una reparación verdadera frente a la denuncia inequívoca del genocidio que enfrentó Paine en medio del miedo, la amenaza y la semi-oscuridad del olvido forzado.
Por otra parte, el nuevo escenario democrático posibilitó el ingreso masivo de nuevas generaciones a la AFDDyE de Paine, las que dejaron atrás el miedo de los años oscuros de la dictadura. La incorporación voluntaria de una activa segunda y tercera generación de familiares de las víctimas, contribuyó a un relevo en la continuación de la lucha contra la impunidad, después de que muchas de las madres y esposas de los setenta detenidos desaparecidos y ejecutados de Paine fueran falleciendo.
Ya en 2003, acrecentada y fortalecida, la AFDDyE de Paine dio un nuevo paso hacia la verdad, la justicia y la reparación: el 26 de octubre de ese año se da inicio a la construcción de lo que sería en el futuro Memorial Paine, Un lugar para la Memoria, a través de la colocación de la primera piedra, acto en el que se levantó simbólicamente el primer poste del actual sitio de memoria.
Un año después, en 2004, surge Corporación Memorial Paine, con el objetivo de formalizar la participación y colaboración de amigos y personas cercanas a la AFDDyE de Paine las que, sin ser familiares de las víctimas, han participado – muchas veces incluso desde antes del retorno a la democracia – de actos, conmemoraciones y acciones de denuncia, haciendo manifiesto su interés y compromiso por ayudar a los familiares de las víctimas en su reclamo por verdad, justicia y reparación.
Actualmente, la AFDDyE de Paine se mantiene activa y vigente, reuniéndose puntualmente el primer miércoles de cada mes en Memorial Paine, Un lugar para la Memoria. Sus actividades se concentran en la participar y colaboración en los procesos investigativos, diligencias que se espera ayuden al cierre de sumarios y la dictación de sentencias definitivas en cada uno de los episodios represivos que componen el denominado Caso Paine, así como a difundir y conmemorar a las víctimas de la represión cívico-militar, dentro y fuera de nuestra comunidad.