A mediados de enero se realizó un emotivo hito de cierre del segundo taller de arpilleras que se realiza en Memorial Paine, curso que se desarrolló gracias al apoyo de la Subdirección de Patrimonio Cultural Inmaterial Metropolitana y los fondos de la subvención municipal extraordinaria de la Ilustre Municipalidad de Paine. En esta instancia participaron trece integrantes del colectivo junto a la maestra Sara Riquelme Castro y la educadora en Memoria y DDHH Paulina Maldonado.

A partir de septiembre del 2024 Sara Riquelme ha liderado el taller de arpilleristas de la comuna, quienes uniendo con gran creatividad y emotividad retazos de tela han logrado construir más de treinta obras que proyectan la identidad de la Paine, y la vulneración de los derechos humanos. En este sentido, estas arpilleras buscan superan el uso ornamental, y se transforman en piezas de memoria histórica, con un valor coherente y respetuoso del rol que tuvieron en los años setenta en Chile, cuando fueron “una herramienta de sobrevivencia, un medio de comunicación para expresar lo vivido y un aporte al sustento del hogar de muchas familias que vivían las precariedades económicas” (MMDDHH, 2019, p. 7) en medio de la crudeza de la dictadura cívico militar.
El taller comenzó con un encuentro de diálogo fraterno entre las arpilleristas en formación y las cultoras María Teresa Madariaga y Patricia Hidalgo Astorga, quienes fueron declaradas tesoros humanos vivos el año 2012.
«Me fascina todo lo aprendido. A veces uno piensa que no es capaz, y este taller ayudó a muchas a saber lo mucho que somos capaces», reflexionó una de las participantes, destacando el impacto emocional y el crecimiento que vivieron.

En Las arpilleras se encuentran lugares típicos de la comuna como La Estación de Trenes de Paine y de Hospital, tradiciones como la cosecha de uva, y el festival de la sandia, recuerdos que las vinculan a la Agrupación de Familiares de Detenidos desaparecidos y Ejecutados de Paine, lugares de represión que distintos puntos de la comuna y algunos mosaicos del memorial.
Durante la evaluación del taller, surgió un tema común entre los participantes: el deseo de continuar. Las arpilleristas expresaron el anhelo de un taller «eterno», que les permita seguir creando, aprendiendo y mostrando el trabajo que realizan. Y es que la creación de estas piezas no solo ha sido una experiencia de aprendizaje, sino una forma de conectarse con la comunidad, entendiendo las memorias que nos pertenecen a todos.
Paulina Maldonado integrante del equipo de educación, señala que el memorial “debe estar al servicio de las necesidades de las comunidades y activar todas las redes necesarias para lograrlo. Este taller materializó una vez más el trabajo de la memoria por medio del arte, fue un aporte en cuanto se generó un encuentro humano, en que dialogó la segunda y tercera generación, una ventana en la semana de un grupo que detenía su rutina para bordar mientras conversaban sobre sus creencias, recuerdos, sueños, temores y miradas en torno a roles de género; así este colectivo sin buscarlo también se encaminó a un espacio de salud comunitaria, de autocuidado”.
Una forma de dar trascendencia al trabajo de este colectivo es la gira que incluye centros de salud, didecos rurales, centros culturales, universidades y museos de Santiago. El trayecto se inicia a mediados de marzo y termina en octubre del 2025, y en cada una de las exposiciones participarán las y los creadores de las obras.

