El pasado 23 de septiembre, se llevó a cabo el conversatorio titulado “Contramemorias Resistentes en Chile: Visiones migrantes del pasado reciente” un espacio de diálogo, organizado por el Núcleo I+D Diversidad de Género de la Universidad de Chile, que buscó visibilizar y reflexionar sobre las experiencias y memorias de las personas migrantes, abordando cómo sus vivencias desafían las narrativas históricas dominantes y promueven nuevas formas de entender nuestro pasado reciente.

El evento contó con la participación de Catalina Bosch, Vanessa González y Diosceline Camacaro Martínez, periodista y coordinadora de Comunicaciones del Memorial de Paine, quien además como migrante también pudo aportar una perspectiva interseccional al hablar sobre la memoria y el trabajo del Memorial. La profesora Caterine Galaz moderó este importante encuentro.

En su intervención, Camacaro destacó que “la memoria es un acto de recreación”, parafraseando a Michel Foucault. Este acto, señaló, es a contracorriente, no solo porque se opone a la naturaleza humana de olvidar, sino también porque desafía a quienes impusieron el olvido, como el Estado de horror que se instauró en Chile a partir de 1973. Este régimen ordenó, a través de la violencia institucionalizada de militares y carabineros, que no se denunciara, no se recordara y no se opusiera a su autoridad, deteniendo, desapareciendo y ejecutando.

Camacaro enfatizó que “la memoria es, por consiguiente, un ejercicio complicado y doloroso, pero necesario” por eso existe el Memorial de Paine para trabajar constantemente desde su equipo de Educación la pedagogía con las comunidades y ejercitar la memoria al destacar las vidas de los 70 que allí se recuerdan, empleando además el arte como una forma de educar en historia y DDHH.

También mencionó que existen otras memorias fragmentarias, testimoniales y de resistencia, como la de miles de exiliados, migrantes y refugiados que huyeron de Chile buscando escapar del horror y de la miseria. Sin embargo, también es válido que quienes, por miedo, dolor, rabia y hasta supervivencia, decidieron callar para preservar la vida de quienes quedaron, lo que no es permitido es que a estas alturas del siglo XXI exista el negacionismo y la presión de pasar la página y con ello que continúe la impunidad.

El evento se presentó como una oportunidad única para cuestionar las narrativas establecidas y promover nuevas formas de entender el pasado reciente de Chile, desde las vivencias migrantes que, hasta ahora, han permanecido en los márgenes de la historia oficial.