Las manos firmes de Natalia Miranda anotarán desde ya en su biografía de trabajo por su comunidad que dio vida a un mosaico en el que plasmó lo que la identifica con su barrio. Un trébol y un corazón simbolizan eso de sentirse “afortunada de la gente que ha conocido” … y de la vida, pese a todo.
Y quedará grabado a firme, porque de las manos de Natalia y las de sus vecinas nacieron creaciones sencillas y sinceras que dicen lo que son, han sido y deben ser las Villas O’Higgins, La Portada, Los Héroes y Los Lagos, y quienes las habitan.
“Algunas plasmaron temas más personales en sus mosaicos, mientras otras destacaron puntos icónicos de sus barrios. La diversidad, el amor, la casa propia y el disfrute de la vida; la sede vecinal o la iglesia Santa María Virgen, asomaron entre los motivos trabajados”, resume Paulina Maldonado, Educadora en Memoria y Derechos Humanos de Memorial Paine.
La creación de los mosaicos fue parte del cierre de un Taller de Identidad Comunitaria impulsado por el Área de Educación de Memorial Paine, como parte del Programa Quiero Mi Barrio 1 que se desarrolla en el Barrio Fundacional de Paine y del que nos hemos hecho parte como espacio de memoria.
Ello nos ha permitido estrechar lazos con la comunidad painina y sus organizaciones para que, sobre la base de las memorias colectivas, vecinas y vecinos vayan dilucidando y dando forma a esa identidad y al sentido de comunidad, como elementos clave para alcanzar condiciones de vida en dignidad y entendimiento comunitario.
El Taller de Mosaico apuntó precisamente a eso: a que cada una de las vecinas y vecinos que participaron de la actividad pudiera simbolizar la identidad de su barrio a través de teselas y colores. Y lo consiguieron. Y estamos felices por eso.
“Desde la perspectiva de la educación popular, es en estos espacios de encuentro en que se construyen a escala humana, dinámicas que, por sencillas que sean, apuntan a una mejor calidad de vida de las personas”, destaca Paulina Maldonado, Educadora en Memoria y Derechos Humanos de Memorial Paine.
Paulina pone de relieve el papel que nos cabe como espacio de memoria en los procesos de construcción de la vida comunitaria y recalca el que “nuestro rol como espacio de memoria es apoyarlos en los procesos de fortalecimiento y rescate de sus memorias, porque el arraigo fortalece a la organización y da luces del lugar en que sueñan habitar”.
“Hace 50 años se vio fragmentada la confianza entre vecinos, amigos, organizaciones y asentamientos campesinos de la comuna de Paine, y vemos en la educación en memoria y derechos humanos un camino para aportar con herramientas que facilitan nuevos procesos de cohesión y acción comunitaria”, sostiene Paulina.