El arte –como instrumento para la pedagogía de la memoria- ha sido un vehículo clave y trascendental en el trabajo que desarrollamos como espacio. Y, con el correr de los años, también nos ha brindado experiencias, a partir de las cuales hemos podido establecer lazos y una convivencia segura con la comunidad y sus diversas expresiones, dinámicas y realidades.

De ello dan cuenta distintas actividades que hemos impulsado en el último tiempo junto a las comunidades de la diversidad sexo genérica, organizaciones vecinales, entre otras, destinadas a relevar la importancia que representan para la recomposición del tejido social.

Una de ellas es también la que hemos podido ir madurando junto a la Agrupación Neurodiverso de Paine, cuyos integrantes han visto en el Memorial “un espacio público amigable con el autismo”.

“Creemos que este es un espacio de familia, donde se trabaja mucho las emociones, los afectos y desde un punto de vista de la acogida, los niños en general, por la forma que tiene el lugar, por el espacio con el que cuenta ellos se sienten muy augustos”, comenta Paulina Román, encargada de coordinación de propuestas inclusivas de la organización.

“Desde el principio este lugar, cuando nosotros empezamos a trabajar con Memorial Paine, sentimos esa acogida. Desde el espíritu que aquí se vive, desde las vivencias y desde el marco histórico que involucra, para nosotros es fundamental, porque para nuestros niños la trayectoria vital también es muy importante”, sostiene.

Lo dice en medio del desarrollo de un taller de mosaico desarrollado el fin de semana último con el propósito de “facilitar a los niños un espacio donde ellos puedan desarrollar sus habilidades sociales, sus habilidades comunicacionales y también sus habilidades artísticas en conjunto con su familia”.

“Ellos están trabajando ahora con las personas cuidadoras principales, con sus hermanos, a través del diseño de algo que a ellos les guste. Utilizando la técnica artística del mosaico, podemos lograr con ellos ir canalizando todos esos elementos creativos y el hacerlo con la familia también involucra un nexo con este espacio en particular”, añade.

 

Mi mosaico, mi identidad

Parte de una iniciativa del Fondo Nacional de Proyectos Inclusivos e la iniciativa (FONAPI) adjudicada por la agrupación, el taller de mosaico se realizó en dos sesiones en el Memorial Paine y convocó a los grupos familiares a crear una obra colectiva que los representara.

“El hecho de que estemos acá les brinda una oportunidad de ir experimentando eso, de como ellos pueden estar en un lugar, realizar las actividades que ese lugar propone, en beneficio también de la adquisición de habilidades y competencias”, dice Paulina Román, de Neurodiverso Paine.

Y porque ciertamente para nosotros es un aprendizaje, la actividad incluyó la instalación de pictogramas y la habilitación de un espacio seguro destinado acompañar el manejo frente a los estímulos ambientales.

“Fue muy gratificante ver cómo cada uno creó un mosaico que hablaba de su identidad. También fue muy importante saber que se trató de la primera actividad que la agrupación y sus integrantes realizan en otro lugar. Vimos a los adultos muy emocionados de ver que sus hijos e hijas pudieron adaptarse e interactuar, mientras trabajaban en la creación de sus mosaicos”, comenta Paulina Maldonado, Educadora en Memoria y Derechos Humanos del Área de Educación de Memorial Paine.