La municipalidad de Isla de Maipo inauguró recientemente el programa de Educación en Derechos Humanos y Valores Democráticos, iniciativa que se implementará de manera gradual en los establecimientos educacionales de esa comuna rural de la Región Metropolitana.
El programa fue dado a conocer como parte de las actividades de conmemoración y homenaje a los Mártires de Lonquén, y tiene como objetivo preservar la memoria y respeto a los derechos humanos.
El plan educativo lleva el nombre de Emilio Astudillo Rojas, quien fuera concejal de Isla de Maipo e hijo de unos de las 17 víctimas de los crímenes de Lonquén. Fallecido en 2019, Astudillo Rojas fue un férreo defensor de los derechos humanos.
Memorial Paine tomó parte de esta importante actividad, luego de una invitación realizada desde la Corporación Municipal de Educación de Isla de Maipo, como una manera de reconocer y recoger la experiencia del trabajo formativo en memoria y derechos humanos que se impulsa desde nuestro espacio.
En representación de Memorial Paine, Diego Cabezas, coordinador del área de Educación, dio cuenta de la complejidad que ha significado impulsar la educación en Derechos Humanos y Memoria, en especial por la particularidad que revise la historia de Paine, en el contexto de las violaciones a los derechos fundamentales bajo la dictadura cívico-militar.
“Nuestro espacio tiene una identidad, una identidad que está fuertemente arraigada con la tierra. Para nosotros no ha sido un camino fácil. Como agrupación y como corporación plantear estos temas dentro de una comunidad marcada por esta historia, con la particularidad, por ejemplo, de la sabida participación de civiles en las ejecuciones y desapariciones de nuestros familiares”, apuntó.
“Eso es muy complejo, porque en los establecimientos educacionales conviven los nietos o hijos de las víctimas, como los nietos e hijos de de los victimarios, y eso hace una relación bastante compleja cuando se quiere abordar el tema de derechos humanos y memoria dentro de las comunidades. Cómo abordar esas temáticas con el antecedente de que al ser comunidades pequeñas, la gente se conoce entre sí, y está esa particularidad de que a los victimarios nosotros los conocemos”, añadió Diego Cabezas.
En esa misma línea, durante su intervención se refirió a la responsabilidad que los sitios y espacios de memoria han debido asumir para educar en estos importantes temas, y cómo, desde Memorial Paine, el arte ha sido un vehículo fundamental para alcanzar esos objetivos.
“Como no hay una política pública que permita abordar la educación, somos los espacios y sitios de memoria los que hemos asumido esa responsabilidad de educar en memoria y derechos humanos”, explicó.
“Memorial Paine consideró para ello el aporte de los familiares en el proceso de construcción y se abordó esta historia desde la vida, más que quedarnos desde el horror, si no recordar en vida y ahí el arte juega un rol importante. Y han sido los mosaicos los que nos han permitido educar y utilizarlo como un vehículo y herramienta para educación en derechos humanos y memoria”, puntualizó.
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